domingo, 1 de junio de 2014

EL DÍA 896. . .

Mayo 31 / 2014

LLANEROS 2 -- AMÉRICA 2   

EL DÍA 896. . .

"...Si se cree y se trabaja, SE PUEDE..." Diego Simeone


Es increíble que hayan pasado tantos días en este hueco.  Es espantoso recordar el día uno o el día 351 de este trance, en verdad es doloroso.  Los días en la B no tienen regreso, el esfuerzo que no pongas en un partido para salir de este roto, luego ya no lo puedes poner. Los güevos que no metas, no tienen otra oportunidad; los días en la B no tienen retorno. Han sido muchos días grises, han sido muchas aspirinas, es hora de los caramelos.



Tarea utópica de Llaneros, tarea cómoda del rojo.  El primero salió a jugar en campo del  rival y el finalista a esperar y con calma conservar la distancia.  Toque y errores de entrega para allá y para acá fueron la constante en los primeros minutos del juego.  No había dominio en la cancha pero si en las tribunas que tomaron el color de un atardecer llanero.  Porque pueden cerrar fronteras o levantar una muralla o una cortina de hierro si quieren, pero donde vaya el rojo, siempre estará copando esta hinchada única. 

Foto: Diario el país

Charrupí pagando el precio de la inactividad y Tapiero cuidándose de la amarilla permitieron que esa línea fuera el polígono del rival.  Lo intentaron en varias ocasiones hasta que llegó el gol por esa vía, Viera no alcanzó.  Hasta ese momento no hubo mayor peligro, pero un segundo gol apretaría la serie y envalentonaría al rival. Lesionado salió Córdoba, el del pecho frió, gélido.  Entró el joven Lucumí con el pecho hirviendo y hambre de gloria para tocar el balón que lentamente buscó el arco.  Gol, contragolpe endemoniado, el partido se empató.  


Los días en la B no tienen regreso.


A 40 minutos de certificar el paso a final, Llaneros repitió el gol, Viera no alcanzó.  Sin embargo, este equipo hoy fue fuerte, sólido y tuvo mucha personalidad, no se arrugó.  Al borde del área, Henao, listo para patear un tiro libre después de una jugadota del joven Lucumí, cambió su estilo y abriendo el guayo izquierdo ubicó el balón en el sitio donde los goles pasan a ser golazos.  Carrera victoriosa al banco y en las tribunas abrazos por miles.  De ahí al final nada más que trámite, el equipo se comportó a la altura  de la circunstancia y aseguró el punto que iba a buscar.  Fin del partido.  Sobria celebración que incluyó de cerca y por algunos segundos a la hinchada, a los que se sienten rojos hasta los tuétanos. Gracias Mecha.


El día 896 de esta condena será recordado por la hinchada y quedará registrado como el día en que el diablo le devolvió la paliza a Florentino.  En el día 896 de esta pena, el equipo se clasificó a la final del torneo dando una vuelta de tuerca más a este sueño llamado ascenso.  Este día el equipo humilde que en silencio inició este recorrido, demostró que con trabajo y convicción se puede.  Falta poco, muy poco en realidad.  La motivación, el fútbol, los güeeeevos y la fe están en un punto altísimo. ¡Que se venga el siguiente! ¡VAMOS AMÉRICA!


Saludos!

MAURICIO BERMÚDEZ --- @MBER226

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