AMÉRICA 1 -- BARRANQUILLA 1
SENCILLO; HAY QUE METERLA. . .
"Los goles te dan de comer y te dejan escribir poesía tranquilo" Ángel Cappa
Ambiente de fiesta y color en
las calles para un martes pálido que mágicamente se vestía de carnaval.
Las puertas se abrieron, el sentimiento iniciaba su arribo a las
tribunas custodiado por una brisa seductora que sería la obertura de una
victoria amplísima; 24 mil llegaron a verla.
Elocuentes estruendos y una
lluvia de papel picado acompañaron el inicio confuso del partido, frente
a un rival que se sabía iba a esperar, aguantar y complicar, o como
reza esa frase trillada “vienen a jugarse un partido diferente”. Como
en ocasiones anteriores la velocidad y el individualismo no fueron el
mejor consejero del fútbol del rojo, parece que el equipo quisiera jugar
al ritmo desenfrenado que propone la tribuna con sus cantos. El
equipito que llegó al Pascual estaba complicando al grande, solo un par
de opciones en balón parado certificaban que la generación de juego no
fue óptima y que la definición se esta volviendo una pesadilla; nuestros
delanteros están lejos del gol. Al igual que los recientes primeros
tiempos, el equipo se retiraba del campo contrariado, cada uno jugó su
partido, pero no jugaron el partido del América.
¿Qué pasará en un vestuario después de un primer tiempo como este? ¿Qué se dirá? ¿Cuál será el tono del discurso?
El equipo salió con la aguja del
tacómetro más arriba y encontró el gol para destrabar esa maraña que
dejó el primer tiempo; Yamilson tomó un rebote del arquero para facturar
como lo ha hecho y lo seguirá haciendo el eje ofensivo de este equipo.
¡Vienen más!, una roja efímera vorágine de juego y actitud se tomó el
partido; el equipo aspiraba al segundo, pretendía pasar de largo, fueron
unos minutos muy buenos que por desgracia nuestros delanteros no
definieron. Entonces, como por arte de birlibirloque el equipo se
desplomó y dejó languidecer ese asunto de buscar más goles, cayó
estrepitosamente y pese a seguir contando con opciones para ampliar el
resultado, el fútbol ya no era el mismo; esos primeros minutos del
segundo tiempo fueron un simple espejismo. Como no metimos la bolita,
el rival aprovecho una de las tres que tuvo y ante un error inesperado
de Suárez, sentenció el empate que cubrió la cancha con una sábana de
desconfianza. Por poco perdemos, Barranquilla la tuvo sobre el final
pero por fortuna su delantero definió como uno de los nuestros. Y así,
ante la impotencia que supone no poder derrotar a un rival débil y no
poder marcar a pesar de tenerlas; así con esa extraña sensación
coprológica en uno de los sentidos; así terminó el partido.
Silencioso el sentimiento que
horas atrás entró convencido, ahora salía adusto pateando impotente
pequeños pedazos de papel, buscando sin fin respuestas que solo se
hallarán con el correr de los siguientes partidos, empezando el sábado
en Bello donde llegara incondicional tu hinchada que te alienta donde
vas.
Saludos!
MAURICIO BERMÚDEZ --- @MBER226
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