Abril 6 / 2014
RIONEGRO 1 -- AMÉRICA 1
EL CALOR DE LA HINCHADA. . .
En un sábado ordinario un sol
canicular recibió un huracán de pasión vestida de rojo. Desde temprano
las calles del norte del valle de Aburrá se empezaron a teñir del
color único que mueve masas y corazones. De cada rincón salían; del
metro, de las tiendas, de buses que se mueven únicamente por el
combustible de esta pasión, de aquí y de allá, todos llegaron para
cumplir con su tarea; alentar y apoyar.
El sol en su mayor esplendor
acompañó la salida del equipo y cuatro mil que con el paso de los
minutos aumentaban lo abrazaron cálidamente; ¡Hoy hay que ganar Diablos
Rojos! ¡Hoy hay que ganar! Confusión absoluta; Rionegro
familiarizado con las condiciones actuales ejerció dominio del juego
mientras que los nuestros buscaban simplemente acomodarse en la cancha;
Palacios regresó a su posición original, Córdoba tomó el lugar de
Yamilson así como Velásquez el de Brazales. El equipo no estaba
generando fútbol y más allá de la oportunidad clara que tuvo el
argentino de abrir la cuenta, el rojo estaba sumergido en un
desconcierto general que permitía que el rival se acercara. Mientras la
hinchada retenida en las carreteras lograba llegar al estadio, los de
adentro no paraban de alentar; el rojo era local, pero la energía y el
clamor que emanaban las tribunas, no llegaba a los pies ni la cabeza de
los jugadores que apenas reaccionaron cuando el capitán tuvo que sacarla
de su arco porque el marcador estaba 0-1. Cinco minutos para el final
del primer tiempo con el césped ardiendo y un gol por debajo, era
utópico pensar que Córdoba ganara la posición y lograra soltar un buen
centro para que Velásquez pudiera definir y empatar. ¡GOOOL! Lo hizo el
argentino, acaba de borrar las que no metió, borró también eso que dicen
que nuestros delanteros no la meten y acaba de firmar un compromiso
tácito con la hinchada; seguir marcando porque ahora necesitamos sus
goles. Otra vez se pierden 45 minutos, otra vez, ¿Hasta cuando?
La gente seguía llegando. . .
Al inicio de la segunda parte el
equipo buscaba sombra con el balón y de allí el arco contrario. Un par
de llegadas anticipaban que la victoria sería posible y de paso
podríamos también borrar un viejo karma que nos ata hace más de dos
años. Pero el partido cayó así como lo hacía la tarde antioqueña, pocas
opciones y mucho, mucho calor, especialmente el de la hinchada que
abriga a este equipo en las buenas y malas. Corrieron, pusieron lo que
nos gusta, el técnico tocó al equipo buscando profundidad y luego lo
tocó para cobijarse. El segundo tiempo fue mejor que el primero, faltó
fútbol pero hubo orden, faltó gol pero hubo disposición, faltó Yamilson
pero debemos acostumbrarnos. El partido se cerraba sin el premio para
esta hinchada única que a pesar de todo nunca bajó su alta temperatura y
recibía de la cancha palmas altas reconociendo su gran trabajo.
Dejamos dos puntos en esta, la
cuna de Marco Fidel Suárez que jamás olvidará el huracán que pasó hoy
por allí y regresamos a casa con uno que invita a corregir y luchar a
muerte por esta causa que tiene el deber de encontrar su fútbol el
próximo lunes ante la mirada fascinada de 32 mil almas tan cálidas como
las de hoy.
Al final la gente seguía llegando, no paró de hacerlo. . . Esto es América, es la única explicación.
Saludos!
MAURICIO BERMÚDEZ --- @MBER226