miércoles, 16 de abril de 2014

ESA ESTRECHA LINEA

  AMÉRICA 1  --  CARTAGENA 0

 
 ESA ESTRECHA LINEA. . .
 
Los partidos anteriores en San Fernando dejaron un vacío en el hincha que solo podía ser llenado con una presentación fastuosa que debía ser hoy.  Una semana larga de trabajo y la motivación en su punto máximo se combinaron para llevar a 24 mil  que siguen ratificando que esto no es casualidad, el que tiene más gente se preparaba para dar el golpe de autoridad.
 
Un pobre rival llegó a Cali en busca de un premio seco.  Este equipo no venía a “jugarse un partido aparte”, venía a ver que pasaba y los once deshojados nogales vestidos de amarillo, se sembraron en la cancha del Pascual a esperar que el tiempo hiciera lo suyo. ¡Que pobretón este Cartagena! Hay que golearlo sin piedad, al cabo de diez minutos ese era el panorama en la cancha, la tribuna y los corazones escarlatas.  Al tiempo que la efervescencia por la inminente goleada subía al son de las opciones que llegaban, la definición bajaba casi a su mínima expresión.  Era increíble que no le marcaran a una zaga liderada por Humberto Mendoza.  Pero así fue; Yamilson la tuvo y exageró, Yamilson la tuvo y no la entregó, Yamilson la tuvo y no pateó bien.   Velásquez se acercó y tropezó, Velásquez se acercó y no la recibió y Tello la tuvo pero su limitación técnica lo borró.  Así las cosas el primer tiempo se escurría en un talego de ansiedad junto a cuatro opciones claras y la dejadez de Córdoba que nos ha dado a entender que es mejor cuando entra que cuando inicia; ¡a calentar el pechito mijo, esto es América!

 
 
Como se ha vuelto costumbre, los primeros cinco minutos del segundo capítulo mostraron el frenesí propio de esta camiseta.  El equipo salió decidido a talar a su rival; líneas adelante, el nueve entre los centrales y los laterales prestos a lanzar cuanto hachazo fuera posible asestar. El balón surcó el extremo sur de la cancha, partió de la esquina impulsado por Tello ante la mirada fija de los centrales en la mitad del área.  La pelota se acercaba al único sitio donde es imposible anotar.  Bola del arquero que sembrado como un nogal antiguo solo vio el salto imponente de Henao que desvió fuerte el balón al fondo.  Gol y carrera a los brazos del entrenador antes que a sus compañeros.  Gol, un grito que servía para soltar ese nudo de barrilete en el que se convertía el partido.    El equipo siguió encima del rival durante los minutos posteriores al gol pero con el paso de otros pocos segundos perdió la medida mermando su producción y con ello la posibilidad de firmar un triunfo cómodo. 
 
Adentro Lucumí y Mendoza por el frio Córdoba y un golpeado Yamilson.  El Rojo fue perdiendo los bríos, la actitud decaía, el fútbol partía por los vomitorios y los güeeevos solo se palpaban en  la tribuna.  Aún con un hombre más el equipo no era capaz de doblegar a su rival y se sumergió en una especie de “fútbol control” (insulso por demás) que no era bien ejecutado porque las jugadas no se terminaban y se carreteaba el balón sin dirección alguna.  De la nada, el rival más discreto que ha pasado por esta casa se encontró de frente con el empate; el balón quedó diagonal al arco de Viera sin más oposición que él y la respiración contenida de miles que apretaron cada músculo de su cuerpo desviando la trayectoria del balón y exhalando con un sosiego temeroso.  El equipo nuevamente caminó al filo de esa estrecha línea que divide un punto de tres.
 
Nos salvamos.  El partido se acabó.  
 
Saludos!
 
MAURICIO BERMÚDEZ --- @MBER226

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