Mayo 22 / 2014
AMÉRICA 3 -- QUINDÍO 1
COMO EN EL VIEJO PASCUAL. . .
"...sed humildes, pero disfrutad, porque ha sido un puto espectáculo..." Josep Guardiola
Treinta y tres mil americanos pura sangre llegaron al Pascual, al nuevo, con el deseo puro de encontrar la semifinal como en aquellas epopeyas vividas en el Pascual, el viejo. Las tribunas se colmaron del rojo escarlata, atrás quedaron diferencias y pesares, hoy era alentar y apoyar. El equipo saltó al campo al mismo tiempo que el corazón aceleraba su marcha. Imponente recibimiento, todos aportaron, y en el centro, sobre un diablo que se ondeaba presumido, el nombre del único pentacampeón: AMÉRICA. La monocromía del ambiente apenas se alteraba por los destellos de las cámaras de quienes querían conservar el momento. Como en esas jornadas épicas en el viejo Pascual, la gente cumplió. Es su turno jugadores.
Foto: Andrés Puentes @ASPuentes
El partido no iba a ahorrar
emociones. Antes de cinco minutos Tello la tuvo y Vargas respondió. La
amplitud era el caballo de batalla del rojo estimulado por la energía
particular de la tribuna ¡VAMOS MECHA! El dominio del balón y un par de
intenciones pretenciosas del equipo fueron el prólogo de un pase largo
de media de cancha, de Sierra, que puso el balón a la espalda del
defensa y la cara ansiosa de Tello que tocó por encima del nefasto y
sacó la presión de un estadio entero. ¡GOOOL HP! ¡GOOOL HP! Lo hizo el
“pequeñín”.
Pero el equipo de forma inexplicable cesó, entregó el balón y retrocedió más de la cuenta.
El juego tomó un tinte conocido
que condujo los minutos finales a una angustia singular. Se ganaba, no
obstante el hincha estaba intranquilo. Una probable lesión de Yamilson,
Viera tendido en el césped, la reacción del Quindío y el trámite mismo
del partido, llevaban inevitablemente al hincha a evocar los últimos 25
minutos de aquel partido con Patriotas.
Los primeros 50 minutos nos dejaron ganadores. ¡VAMOS MECHA!
La decisión de recoger al equipo
resultó acertada; América esperaba ordenado y despegaba sus hombres de
ataque, pero lo más importante fue que controló la intención ofensiva
del rival. Tapiero fue gigante, Sierra fue gigante y Tello y Palacios se
multiplicaron al lado de ellos. Fue precisamente este último, en un
desdoble veloz, quien recibió una falta al borde del área para que
Yamilson cobrara, cambiándole el palo al portero y sembrando el balón
adentro del arco. Haciendo germinar así la ilusión palpable de la
semifinal.
Foto: Nelson Rios
Quindío al borde del deceso pataleó pero el puto espectáculo era completamente rojo.
Tapiero presionó y robó un balón
que cayó a Yamilson quien con una inmensa categoría lo acarició y
entregó al joven Lucumí. Este, entrando al área descontó al arquero y
con una definición extraña grabó el tercero bajo la partitura infernal
que afinada salía de las tribunas. ¡GOL HP! Se acabó esta serie. Fiesta
absoluta, abrazos, sonrisas y una que otra espontánea lágrima tomaba
lugar en el rostro orgulloso de la hinchada que siempre, siempre esta
ahí; como lo hizo eternamente en esas grandiosas jornadas de fútbol en
el viejo y querido Pascual Guerrero.
El partido como la serie
terminaron, el equipo y su hinchada incomparable necesitaban una
victoria así, para llenar de confianza y recargar la ilusión que hoy
está más brillante que nunca. La satisfacción era total y se tornó
superlativa porque esta noche la camiseta en la tribuna y la cancha, fue
traspirada con el corazón.
Muchas gracias Mechita, muchas gracias campeón.
Saludos!
MAURICIO BERMÚDEZ --- @MBER226