Un equipo con promedio de 22 mil a 25 mil aficionados por partido en la segunda división del fútbol colombiano no era común, hasta que un fenómeno llamado América sufrió el descenso para marcar un hecho sin precedentes en el Torneo de Ascenso Nacional.
El impacto que generó el elenco ‘escarlata’ con su arribo inesperado a la segunda categoría fue inédito.
El ambiente, la economía, el espectáculo y el rendimiento deportivo aumentaron considerablemente para los otros 17 equipos que acompañaron al fenómeno del América de Cali.
Partidos en estadios que no pasaban de 300 ó 400 personas llegaron a tener hasta 25 mil espectadores, con taquillas que ‘salvaron’ el semestre económico para entidades como Academia, que dejó su sede habitual y aprovechó un aforo mayor en el estadio ‘El Campín’ de Bogotá para recibir, con cerca de 23 mil personas, al fenómeno del América de Cali.
“El hecho de que América participe en el Torneo Postobón implica un altísimo impacto porque un equipo tan grande es motivo de ánimo para cualquier estadio al que va, porque los llenó, agotó boleterías con días de anticipación y generó una gran expectativa en los equipos que hacían todo por vencerlo”, afirmó Juan Camilo Gómez, jefe de comisarios de campo de la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor).
Además, por primera vez, la televisión internacional llegó a la segunda del fútbol colombiano. Clubes como Fortaleza, Sucre, Valledupar o el Universitario de Popayán, entre otros, trascendieron la frontera y fueron vistos en otros países, gracias al fenómeno rojo.
El rendimiento deportivo también fue superlativo, sobre todo cuando equipos como Bogotá, Expreso Rojo o Barranquilla visitaron el estadio olímpico y mundialista Pascual Guerrero de Cali, para jugar ‘finales’, como si fuera el partido del ascenso, ante el fenómeno del América de Cali.
“El impacto fue porque América potenció el Torneo, por ejemplo, cuando Valledupar le ganó, el ambiente en esa región del país fue casi un festival y por eso creció la fanaticada en la segunda categoría, no sólo en los otros 17 equipos, sino también en el mismo América, aportando un beneficio económico para los clubes que antes no existían”, reconoció Juan Camilo Gómez.
Asimismo, clubes acostumbrados a jugar en primera, como Bucaramanga o Unión Magdalena, tuvieron un motivo adicional para salir del acomodamiento que traían en la segunda, para buscar un despertar para estar por delante del fenómeno del fútbol en la B.
Y así se notó en la primera final, pues la gran afición del ‘Ciclón Bananero’ de Santa Marta tuvo un nuevo aliento y reeditó una final como aquella de primera división en 1979.
Así como River Plate en Argentina o Juventus en Italia, el descenso de un grande reactivó un fútbol que había perdido afición. Le dio nuevos ánimos a clubes acostumbrados a jugar con las gradas vacías y ahora potenció el campeonato en todos los aspectos deportivos, comerciales y económicos, algo que no podría generar otra cosa que el equipo rojo del Valle: el fenómeno del América.
¿FENÓMENO DEPORTIVO?
Como cada equipo se jugaba una final aparte contra el América, el elenco de Eduardo Lara se enfrentó a un campeonato duro, que si bien le permitió ser líder de la fase todos contra todos, hubo momentos en los que no estuvo arriba y la diferencia en la tabla no fue mayor con sus perseguidores.
Los ‘escarlatas’ sólo sacaron 5 puntos de ventaja sobre el segundo: Cortuluá, al final de la fase todos contra todos del Torneo Postobón. Marcaron la misma cantidad de goles que Rionegro (33) y no tuvieron la valla menos vencida, pues recibieron 15 y Cortuluá sólo permitió 14.
Ya en el cuadrangular, aunque sólo pudo definir su paso a la final en la última fecha, con 14 puntos, sacó 5 de diferencia sobre el escolta Rionegro, un margen amplio para tener sólo 18 unidades en juego.