Se disputa un partido en el Estadio Pascual Guerrero lunes en la noche, partido de gran importancia, más de 22.000 aficionados la tensión por recuperar la categoría se traslada a la hinchada el panorama se hace aún más complejo porque vivimos un momento clave, las tribunas también tienen su historia, pues intentan sobresalir una por encima de la otra.
La guerra interna entre Americanos, tuvo un nuevo capitulo. Es absurdo el solo hecho de ver como de una tribuna a la otra se comportan y tratan como si fueran hinchas de otros equipos, pero este parece ser el destino de América hasta que reine la tolerancia y el respeto por el comportamiento individual.
En la Tribuna Sur, donde se ubican las barras y el resto hincha del común que asisten a tribunas como norte, oriental u occidental, el comportamiento en general durante gran parte del partido es de apoyó al equipo. Pero mientras transcurren los minutos y se vienen goles en contra, las reacciones de las tribunas difieren, es un partido decisivo, mientras la tribuna popular utiliza los canticos para expresar el sentimiento (movete rojo movete ♪♫), la reacción de las otras tribunas es más de dolor, de frustración, la desesperación se apodera y a lo lejos se escuchan madrazos. Dos formas diferentes de reflejar el dolor y la impotencia. ¿Son validas o no?
Bueno para entender un poco las dos visiones es necesario conocerlas un poco individualmente, en cuanto a la tribuna sur se refiere, podemos observar la cultura del barrismo, esa de aquellos que se dedican a alentar fecha tras fecha en cada cancha, sin importar en qué lugar se juegue, estar de pie 90 minutos saltando con instrumentos musicales y de esa manera también contagian al resto de tribunas del ambiente popular. Pero tristemente en las barras se refugian delincuentes que utilizan una camiseta o el nombre de su barra para cometer delitos, pero este es un tema que no tocare ahora, ya que este tipo de personas no merecen llamarse hinchas.
En el resto de Tribunas el panorama es diferente los cantos son mas esporádicos y siempre se caracteriza por el silencio en gran parte del partido y la discusión en el análisis de alguna jugada. También con una expresión mas critica, aquí no cabe la premisa “perder es ganar un poco”, siempre se busca conseguir el mejor resultado, pero de igual manera se conforman grupos, que han sido de importancia en los momentos de crisis y que viajan en grupos pequeños, cuando pueden o de igual forma hacen su presencia en el estadio.
La discusión yace en esta pregunta ¿quien es mejor hincha que el otro? Pareciera que esta preocupación invade hoy en día a la hinchada, ¿será que se nos olvido que no todo el mundo puede actuar como queremos o pensamos? Parece que quisiéramos universalizar nuestros actos, “si yo asisto todo el tiempo al estadio tu también deberías hacerlo, si no lo haces eres un pato” o la contraparte que ha estigmatizado al barrista diciendo “son delincuentes que solo van al estadio a robar”.
Ofrezco esta reflexión, porque más que nunca en este momento necesitamos encontrarnos y respetarnos en la diferencia, nuestro nivel de tolerancia frente al otro no puede ser tan bajo, ya que debemos entender que todos pensamos distinto, que somos hinchas de un mismo equipo y que en lugar de agredirnos tenemos que unirnos, para sacar adelante esta gran institución, por defender estos colores, dando la bienvenidas a la discusión y al diálogo siempre que prime el cruce de argumentos y no de insultos, ya estamos cansados de este tipo de comportamiento en un país tan sufrido como el que vivimos. Son dos modelos diferentes de alentar de vivir la pasión por un equipo, no podemos caer en errores de agresión, porque el eje de la violencia no es el fútbol, es la sociedad, entonces en lugar de acudir a improperios, démosle lugar a la motivación, a hacer del estadio un ambiente mejor para que nadie abandone. Daissy Sa @diablit6
